Hasta
hace no mucho, el gran muro que Donald Trump quiere construir a lo largo de la
frontera de EEUU y México seguía sonando a bravata sin pies ni cabeza, puro braggadocio de campaña electoral. Pero esa pared empieza, poco a poco, a sustanciarse.
El muro está lejos de existir, y siguen ahí las voces que señalan que su
construcción es económicamente
inviable en el corto plazo, pero el proyecto sigue su curso oficial. Unos
derroteros administrativos que ahora, tras la preceptiva firma del la orden ejecutiva
por parte del presidente, pasan por una
convocatoria pública de proyectos.
El
Departamento de Seguridad Interior, a través de su Oficina de Aduanas y
Protección Fronteriza, ha lanzado una
solicitud de propuestas de prototipos para
el muro que quiere levantar el presidente de EEUU. Y en el documento de esa
convocatoria se detallan
algunas de las características básicas que deberá tener la gran pared.
Para empezar, la altura.
Idealmente, el muro deberá
tener 30 pies, unos 9 metros de altura, a lo largo de todo su recorrido. El
documento detalla que se
aceptarán proyectos a partir de los 18 pies (5,5 metros). Cualquier propuesta por
debajo de ese mínimo será rechazada.
Luego, el material. La
convocatoria es doble. Una se refiere a muros construidos
a base de hormigón. La otra alude a estructuras trasparentes. En ambos
casos, el muro deberá ser
“físicamente imponente” e
incorporar puertas automatizadas de entre 25 y 50 pies para el tránsito de
personas y vehículos.
El
documento especifica que la pared deberá incorporar características que eviten
que la gente pueda escalarlo y la construcción deberá prevenir la posibilidad de que se
cabe por debajo.
“El muro deberá impedir durante un mínimo de 1 hora
la creación de cualquier grieta física en el muro (por ejemplo, perforar a
través del muro) mayor que 12 pulgadas (30 centímetros) de diámetro o de lado usando martillos neumáticos, colisión
de vehículos, cinceles, herramientas de impacto operadas por batería,
herramientas de corte operadas por batería, sopletes de oxicorte o cualquier
otro tipo de herramientas manuales”, se lee en el documento.
Pero no todo son
condiciones de solidez y tamaño: la convocatoria también detalla que la cara que dé hacia EEUU debe ser
“estéticamente agradable en su color”. Nada de acabados toscos o
excentricidades ralas. Ya lo dijo Trump: él iba a construir “un muro enorme y bonito”.
Las propuestas deben ser
remitidas antes del 29 de
marzo. Los proyectos seleccionados deberán levantar una muestra de su
construcción en un lugar no detallado de San Diego.
A
principios de esta semana, la Casa Blanca solicitaba al Congreso una partida de
3.000 millones de dólares para mejorar la seguridad fronteriza del país. De
esos, al menos 2.600 millones
irían destinados a la fabricación del muro.
Con eso solo habría para
empezar. Las
estimaciones del coste total de levantar un muro como el que ansía oscilan
entre los 12.000 millones de dólares (cifra
sugerida por el propio Trump) y
los 21.000 millones (según un
informe interno y no público del Departamento de Seguridad Interior).
Habrá que ver cómo
reacciona el Congreso a las demandas presupuestarias del presidente. En los
últimos meses, la mayoría de
los congresistas demócratas y varios republicanos se han referido al muro de
Trump como innecesario.
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